Buscando lugares tranquilos y solitarios, terminamos este domingo en otro embalse serrano, al cual hacía más de un año que no acudíamos. Desde algunos puntos de la carretera eran visibles las orillas, casi inexistentes. Este embalse se encuentra (según la C.H.G.) a más del 90%. El aumento de nivel es espectacular. Al llegar a la orilla, coincidimos con unos tipos que pescaban mientras bebían alcohol a destajo. No nos transmitieron muy buen rollo. Dejamos el coche y nos fuimos de allí en las piraguas "echando leches"... Era una maravilla navegar con las aguas tan extremadamente cristalinas. Buscamos una punta llana en la que pasaríamos la tarde.

Una vez allí, me puse las polarizadas y aluciné. Los peces se veían desde una distancia inusual. Coincidimos Carmen y yo en que para la próxima nos llevamos las gafas y las aletas de buceo.
Cogí la caña del #6 y comencé a buscar peces a los que molestar un rato.
Al poco un barbo subió por la imitación...el primero del día. Pero la cosa iba a ser complicada. Desde ese momento comencé a tener un rechazo tras otro. Una paliza.
Los peces me veían desde lejos, abandonando su actitud relajada, dando al traste con la mayoría de los lances.
Conseguir acercar la mosca a los peces era muy difícil. Después de mucho insistir conseguí sacar tres carpas, un barbo y muchos bases de pequeño tamaño.
Era hora de bañarnos y volver al coche.
Un gustazo poder remar en un sitio así. Disfrutamos mucho a la vuelta.
Al llegar al coche pudimos ver el rastro que habían dejado los "personajes" que vimos al llegar. Encontramos una carpa moribunda a la que intentamos reanimar sin éxito. Flotaba de costado junto al puesto de pesca que usaron estos impresentables.
Carmen intentando reanimar al pez ante el rastro de porquería que dejaron estos imbéciles.
Allí abandonaron vasos, latas de maíz y todo lo que les dio la gana. Se ve que pasaron un fantástico día en contacto con la naturaleza...

La carpita estaba viva pero no era capaz de ponerse derecha por si sola.

Lo intentamos pero el animal estaba mal. Allí se quedó moviendo levemente sus agallas...
Desgraciadamente, la educación brilla por su ausencia.
Amo mi tierra, Andalucía es única en muchísimos aspectos. Creo que he viajado lo suficiente para poder decirlo. Pero también tengo muy claro que nos queda muchísimo por recorrer en terreno del civismo y en la educación.
Hasta pronto