30.11.08

UNA CUENTA PENDIENTE

22.11.08

DE PESCA EN EL ESPIGÓN...

Ahora que la temporada de pesca en aguas continentales decae, es un buen momento para disfrutar del mar. Al contrario que en época estival, las costas nos muestran ahora su lado más tranquilo y solitario.
Las pequeñas playas que se forman en la entrada del Dique Juan Carlos Primero (Espigón de Huelva) han sido las que hemos elegido para pasar el sábado. Este es un lugar de pesca muy interesante para practicar cualquier modalidad. La riqueza de estas aguas, en las que se mezclan las aportadas por los Ríos Tinto y Odiel y las fuertes corrientes del atlántico, hacen del entorno del Espigón de Huelva un lugar perfecto para la proliferación de numerosas especies piscícolas.

El surf casting es aquí la modalidad reina. Las zonas cercanas a las orillas están trilladas por olas de pescadores que día a día peregrinan aquí para probar suerte. Alejarse un poco de estas orillas con el kayak es un punto a favor para poder encontrar un entorno tranquilo para pescar.
Remar en estas aguas resulta muy atractivo pero, eso si, hay que estar muy atento a las corrientes. Cuando estás a cientos de metros de la orilla, con la pleamar o la bajamar, la deriva es muy fuerte. En la zona del canal por el que discurren los grandes buques, la velocidad del agua puede ser casi la misma que la de un kayak a toda pastilla...
Os cuento como fue la cosa...
Me eché al agua equipado con una caña de spining de mar que a veces uso para hacer curricán. Una Rapala de profundidad de tamaño medio valdría para tentar cualquier especie.


A pesar de no ser la mejor época para "cacear" me empeñé en dar muchas pasadas por las zonas que creía más querenciosas. Buena temperatura, el mar en calma, nada en contra para intentarlo. Comienzo a palear y me dirijo hacia unas enormes boyas situadas a unos trecientos metros de donde me encontraba. En una de las pasadas noto el kayak un poco frenado, me giro para mirar el puntero y veo la caña dando tirones. Comienzo a recuperar hilo y aparece una preciosa baila mordiendo al artificial...

Después de remar algo más y acercarme a un enorme buque amarrado en el puerto decido volver a la playa y coger la caña de mosca para buscar algo interesante a lo que lanzar mis imitaciones. Las enormes lisas (de las que me habló Karim días antes) estaban entretenidas con su quehacer amoroso y no hacían ni caso de mis moscas. El pan con el que las cebaba se convirtió en el almuerzo de las gaviotas.

Las que si atacaron fueron las astutas lubinas. Las "lobas" son auténticos misiles...rapidísimas, tanto que en sus enérgicos ataques no me daban tiempo para dar el cachetazo. De todos modos, ver a estos peces salir entre las piedras para atacar mis imitaciones es una bellísima experiencia.
Caía el sol, tiñéndose el horizonte de rojo y a nuestras espaldas, a lo lejos, las luces del polo químico se iban encendiendo. Hay que decir que este núcleo industrial es una aberración contra el medio ambiente, pero...lo que son las cosas, de noche es un lugar muy fotogénico... contrastes de la vida.



Hasta pronto...

15.11.08

UN POCO DE TODO

Por circunstancias hemos tenido que estar un poco ajenos a Internet pero todo va volviendo a la normalidad y aquí estamos, dispuestos a contaros algo de los momentos de pesca vividos desde la última entrada en este blog hasta hoy.
Lo último fue la historia de nuestro amigo Martín que narré en Pescamoscasevilla

En los pocos ratos libres hemos aprovechado para ir a por lisas y barbos al Guadalquivir, que es lo que tenemos más a mano. Uno de los alicientes de este lugar es la variedad y tamaño de los peces que por allí deambulan. El Domingo 9, al atardecer y nada mas llegar presenciamos como un chaval sacaba un buen bass de 1.5 kg que tras las fotos fue devuelto al agua. Mientras más caía el sol mejor entraban los peces, hasta el punto de que alumbrado sólo con las luces de la ciudad salieron varios barbos que atacaron decididos las imitaciones.
Ya para este fin de semana habíamos planeado mi amigo David (de Granada) y yo vernos en Antequera para escalar la Vía Ferrata del Torcal. Un contratiempo en el último momento hizo que mi compañero se echara para atrás por lo que hemos aplazado la quedada. Así que ayer a última hora improvisé y preparé el equipo de pesca con la idea de irme a la Sierra de Cádiz a tentar lucios. Era inevitable desplazarme a esta zona...después de los post que hemos visto en estas últimas semanas no me quedaba otra opción...
Salí de casa con las primeras luces del día. El color del cielo barruntaba una jornada de clima anticiclónico, por cierto nada favorable para lo que iba buscando...
La llegada a la sierra gaditana es siempre espectacular. Las grandes montañas que la conforman tienen carácter propio.
Las tres "pirámides" de la Sierra del Endrinal. De izquierda a derecha, El Reloj, El Simancón y el Pico de la Perdiz. A la derecha el Peñón Grande con sus verticales paredes.

Cada una con su silueta y su color forman un conglomerado de elevaciones que superan con creces la barrera de los mil metros.


El Cerro San Cristóbal...

Tras disfrutar de la vista de estas preciosas cumbres, tocaba mirar hacia abajo, hacia el agua, que para eso había venido. El embalse se presentaba con un nivel sorprendentemente bajo. La cola que normalmente es un vergel para aves acuáticas ha quedado alejada centenares de metros de la actual orilla. La tierra cuarteada circunda toda la masa de agua.


Sólo algunas atrevidas plantas rompían el marrón de las orillas

En el agua había una falta de actividad absoluta. Ni barbos, ni carpas, ni alburnos, ni bases, ni lucios...ni nada de nada. No se les veia ni cerca ni lejos de la orilla.

Esta playa era un apostadero perfecto para los exócidos: profundidad media, vegetación sumergida... pues ni por esas...

Al torcer una punta vi que delante de mi iba un grupo de cinco pescadores, que entre gritos y malas maneras acabaron con mi interés por permanecer allí.

Tenía todo el día por delante y el Embalse de Bornos no quedaba lejos. Dicho y hecho. Me planté en las playas del vecino embalse esperando encontrar algo más de movimiento...pero nada más lejos de la realidad.

El embalse era un autentico espejo. Uno de esos días en los que da gusto pescar

Orilleando hasta la saciedad en busca de algún ciprínido me di con un canto en los dientes. Con ese panorama decidí tomármelo con filosofía y disfrutar del magnífico día con toda la tranquilidad del mundo. Tras descansar un rato emprendí la vuelta al coche. En el largo trayecto conseguí la única captura del día. Un bonito y desconfiadísimo barbo que tras varios acercamientos a la pequeña ninfa acabó dando con sus escamas en la hierba.


Hasta pronto amigo y...disculpa las molestias

Llegué al coche satisfecho por haber disfrutado de un precioso día, de unos paisajes únicos y por supuesto por la captura de ese único barbo que salvó la jornada de pesca.

Hasta pronto