Como dice el título de esta entrada la Garganta Verde era nuestro objetivo, pero las copiosas lluvias que han caído en la Sierra de Cádiz a lo largo de estos últimos días han hecho que, a pesar de tener los permisos necesarios y el material preparado, desistamos del intento. Así que este Lunes, festivo en la localidad en la que trabajamos Javi y yo, acabamos en un embalse con nuestras cañas y kayaks. Una vez llegados, llenos de ilusión y ganas, dejamos los coches y comenzamos a alejarnos con las embarcaciones. Fui yo el primero en poner pie en tierra para investigar en una primera orilla. La actividad era nula y en el rato que permanecí en aquel lugar lo hice sin dar un sólo cañazo. Javi paró un centenar de metros más allá. En pocos minutos me llama por la radio y me dice que tiene prendida una carpa que sacaría del agua sin problemas... Pasan unos minutos cuando me vuelve a llamar para decirme que sigue luchando con ella. Viendo que pasaba el tiempo decido acercarme con el kayak para ver que pasaba. Cuando veo a mi amigo lo encuentro con la caña hecha un ocho, completamente arqueada y en el agua un pez dando fortísimos coletazos. Desembarqué como pude, y con la sacadera ayudé a mi compañero a sacar al pez. Era mucho mayor de lo que pensábamos. Fue un lance que Javi no olvidará fácilmente pues pulverizó su record de carpa a mosca. El pez era realmente precioso. Tras las felicitaciones lógicas por la alegría de ambos en aquel momento proseguimos la jornada. Javi por una orilla y yo por la contraria fuimos barriendo el embalse. Yo no conseguía ver ni un sólo pez, sin embargo mi compañero no paraba de acechar carpas. Lo veía desde lejos agazapado y completamente mimetizado en el paisaje. Otra llamada de mi amigo avisandome de otra buena captura me hizo "volar" a todo trapo con mi kayak hasta su posición. De nuevo otra espectacular carpa había sucumbido a su ímpetu y tesón. Desde luego es un magnífico pescador que nos deleitará con muchas capturas como las de esta entrada. Yo seguía sin tener suerte. Conseguí clavar dos buenos ejemplares que acabaron metidos en los innumerables árboles sumergidos, rompiéndome el bajo y dando al traste con ambas capturas. Seguimos intentándolo en un lugar muy alejado de nuestro punto de partida (luego había que volver...) Allí por fin comienzo a ver más peces, dándome la opción de seleccionar a los más grandotes. Caminando hacia el kayak me encuentro de frente con un enorme ejemplar que, como a unos diez metros de la orilla, se desplazaba de forma errática, sin mostrar mucho interés por comer. Me quedé parado a la espera de alguna reacción del animal, pero este pasaba de largo sin arrimarse a la orilla para comer algo. Cuando se iba hice un lance bastante largo y dejé hundirse la mosca en su trayectoria. El pez la vio pero no picó. Hago un lance mucho más alejado y la respuesta esta vez fue positiva. La mosca acabó dentro de su boca... entonces comenzó una lucha de las que no se olvidan. El pez tiraba como una auténtica locomotora hacia los árboles sumergidos. No me dejó otra opción que apretar el freno casi a tope y aguantar. A los quince minutos la saqué del agua. Era realmente grande y muy fuerte.
Desde luego no todos los días se consiguen capturas como estas. Las tres carpas sumaban veinte kilos... si añadimos el entrañable ambiente del que disfrutamos mi compañero y yo ¿qué más se puede pedir?
P.D. Por peticion de mis amigos, os pongo el tipo de cangrejo que mejor me va con las grandes carpas.
Más sobre esta jornada en Big Fish Sevilla
Hasta pronto.