22.2.09

A FALTA DE BASSES...BUENAS SON LISAS

Este domingo he aprovechado el par de horas libres de las que disponía para dar un pequeño paseo por la orilla trianera del Guadalquivir. Los basses trianeos tienen fama de mantener la actividad casi todo el año. Con el equipo del ocho y algunos streamers me dispuse a tentar suerte. Algunos bandos de alburnos deambulaban pegados a la orilla. Ese era mi objetivo, los bandos de peces pasto bajo los cuales se suelen apostar los depredadores. Entre lance y lance me encontré con David, experimentado pescador de spinning. Él llevaba varias horas intentando engañar a los centráquidos usando un montaje drop shot, en teoría de lo más eficaz para la época y lugar en que nos encontramos. A pesar de todo, no consiguió ni una sola picada. Tras despedirnos seguí intentándolo, pero nada. Viendo que las posibilidades eran muy escasas decidí cambiar de registro. Saqué mi caja de moscas y monté una imitación de miga de pan ya que la zona es buena para las lisas. Ahora era cuestión de localizarlas... Estaba apostado a las espera de alguna señal, cuando escucho una voz desde lo alto del Puente de Triana que me decía "allíííííí, alliííííííí" miro hacia arriba y veo a un señor indicándome donde había un bando de buenas lisas. Se ve que entendía algo de pesca pues me señaló justo lo que yo anadaba buscando. Los peces estaban lejos de la orilla, pero el equipo "pesado" que usaba me ayudó a alcanzar la distancia sin problemas. Un par de lances y la picada no se hizo esperar. Una esbelta lisa posó su librea sobre la hierba de la orilla. Brindé la captura al amable señor del puente y la devolví al agua. Tres peces más aderezaron este ameno y entretenido ratito de pesca tan cerca de casa.Las lisas eran muy bonitas. Presentaban una librea esbelta y un color plateado muy limpio.
Hasta pronto

15.2.09

EMBALSE DEL ZUJAR

Cuando el sol comenzó a asomarse llevábamos un par de horas de viaje. El embalse de Zújar nos esperaba para dejarnos disfrutar de sus orillas en un día que apuntaba ser primaveral. Javi, Eduardo y yo visitábamos por primera vez este bellísimo lugar. Lomas y lomas de hierba, de un verde intenso, salteadas de agujas de pizarra. Ese es el peculiar paisaje que se repite en esta zona. Elegimos una de las colas a la que se accede desde un gran puente para comenzar la jornada de pesca. Veníamos atraídos por los lucios de buen porte que sabemos que habitan estas aguas. Pero no sólo posee este atractivo. Barbos comizos y carpas de gran tamaño conviven codo con codo con el esócido.

Una vez que dejamos el coche y montamos nuestros equipos, nos separamos cada uno en una dirección. Javi con su caña de casting hacia el fondo de la cola. Eduardo con la de mosca hacia la presa, y yo (también con la de mosca) crucé el puente para ir hacia la cola pero por la otra orilla. Desde el puente observé como Eduardo, al poco de comenzar a caminar, regresó al coche para montar su catamarán y coger tambien el equipo de casting, que alternaría con el de mosca, y aventurarse a orillas más lejanas. El agua como un espejo y el cielo tan azul presagiaban un mal día para que los lucios andaran orilleados. Lanzando el streamer sin parar, recorrí toda la orilla hacía una preciosa cola. Inundada de algas y salteada de rocas era un apostadero perfecto para albergar algún gran depredador...

Pero en realidad no había ni el más mínimo indicio de actividad. Entendí que me iba a plantear el día con toda la relajación del mundo. Volví poco a poco hacia el puente sin parar de lanzar y sin resultados. En una pequeña cola inundada de algas observé a lo lejos una leve agitación en el agua, junto a la orilla. Me acerqué muy despacio y vi la cola de una carpa moviéndose entre unas hierbas. Como a cámara lenta me quité la mochila pues dentro guardaba las ninfas para cirpínidos. Tuve suerte y el pez no se percató de la maniobra. Lancé y la picada no se hizo esperar. La carpita era muy fuerte. A pesar de su tamaño luchó con fuerza, haciéndome disfrutar de unos bellos momentos de pesca. Era la hora de volver al coche donde me esperaban mis dos compañeros. Javi nos comentó cómo un lucio se quedó a muy poco de tomar su rapala nada mas comenzar la jornada... mala suerte. Eduardo consiguió un Lucio con su caña de mosca. Captura que le costó cara pues al desanzuelar al pez, con una fuerte sacudida, le regaló un molesto corte en un dedo. Almorzamos y decidimos irnos para el cercano embalse de Orellana. Allí, más que pescar, paseé relajadamente disfrutando del precioso día. Posé mi streamer en lugares puntuales intuyendo que la suerte ya estaba echada. Mis compañeros con los equipos de casting barrieron la zona. Al no obtener picadas decidimos poner rumbo a casa, que desde allí quedaba muy muy lejos...

Un bonito día al que le sacamos todo el jugo posible...

Hasta pronto