28.7.09

FEDER 154

Bueno pues esta semana en cuestión de salidas de pesca no tengo nada que contar. Estamos centrados en otros asuntos mucho más importantes. Pero este pequeño parón ha coincidido con la salida del numero 154 de la revista FEDER PESCA, en el que ve la luz el artículo "LA PESCA DE GRANDES CARPAS A MOSCA" que he tenido la suerte y el placer de escribir. En él doy algunos consejos que podrán ayudar a la hora de capturar a estos grandes ciprínidos. Sólo deseo que os guste y que os resulte útil.
Para terminar quiero agradecer a Carmen su infinita paciencia y su buen hacer con la fotografía. Tambien felicitar a Javi Mateos por la foto de la cabecera del artículo. Gracias amigo.
Hasta pronto.

21.7.09

ENTRE BARBOS, CARPAS Y BOGAS

Nuestras últimas salidas de pesca están siendo de media jornada. Al ser las mejores horas el amanecer y el atardecer, optamos por el ocaso del día para salir a tomar el aire. La tarde de pesca que os describo en esta entrada fue en un lugar de aguas cristalinas, ideales para la minitalla. Los peces que habitan estas playas son muy pequeños lo que no significa que no sea divertida su pesca.

El calor de este día obligaba a darnos un baño entre captura y captura siendo esta una forma agradable y llevadera de disfrutar de nuestra afición. La especie más abundante era el barbo, que andaba por todas las capas de agua, seguido de las carpas que boqueaban por la superficie, en pequeños grupos. Con una bajo muy fino era sencillo engañarlas. Así fue pasando la tarde hasta la caída del sol. Entonces ocurrió algo realmente bello...
El sol estaba ocultándose tras unas nubes cuando una racha de aire repentino azotó la superficie plana del embalse. De repente comienzo a observar como cientos y cientos de peces se ceban en superficie. De golpe. Saltitos por todas partes, aquí y allá, una auténtica locura. Una eclosión masiva y repentina de mosquitos, si, mosquitos de los que pican, era la responsable de aquella locura. Monté una pequeña emergente de color marrón oscuro en un anzuelo del veinte y comencé a sacar pequeños barbos, unos detrás de otro.
Una de las bogas que pesqué
También salieron bogas y alguna carpa. Era lanzar y coger casi sin parar. Por dios, cómo me divertí.
Las cebadas cesaron tal como comenzaron, de repente.
Oscureció a los pocos minutos y decidimos poner fin a esta tarde de pesca, generosa en buenas sensaciones.
Hasta pronto.

11.7.09

UNA TARDE EN EL MAR

El viernes por la tarde se rodearon las cosas de manera que, mi familia y yo, dimos un salto y nos plantamos en la costa. Tras unos baños, cogí mi caña y me dispuse a tentar a algún pez que merodease por allí. Me hubiera encantado llevarme el kayak y hacer curricán, actividad relajante y entretenida donde las haya, pero el escaso tiempo del que disponíamos nos hizo descartar esta opción. Tenía tres escenarios en los que elegir. Playa, ría o mar abierto. Después de escudriñar en la ría y ver que, a parte de pequeñas lisas, las posibilidades eran escasas, decidí intentarlo en mar abierto.El malecón es desafiante, pero la tranquilidad del mar me permitió aprovechar las horas de luz de las que disponíamos pescando entre aquellos grandes bloques. Fui lanzando sin ningún indicio de que el clouser minnow atrajera la atención de algún pez. Después de un par de horas veo unas pequeñas lisas dando enormes saltos en afanosa huida del que podría ser un gran depredador. Algo allí abajo les había asustado y mucho. Rápidamente lancé a la zona de la que habían desaparecido los pececillos. Tras varios intentos vi salir a un pez que se lanzó sobre la mosca a una velocidad endiablada. No me dio tiempo a casi nada. Clavé en un acto reflejo y miré la linea que colgaba de mi mano izquierda para asegurarme de que no había ningún nudo que diera al traste con la captura. La primera carrera fue rapidísima y potente. Desde ese momento, hasta que pude hacerme con el pez viví una pequeña odisea en la que pude comprobar lo delicado que es descender por los bloques del malecón llenos de verdina, caña en mano y con una buen pez al otro lado de la linea. Después de unos minutos y ya en una zona en la que tenía cierta movilidad, aproveché el vaivén de las olas para poder meter al pez en la sacadera. Acababa de capturar esta preciosa lubina...

Un lance que no olvidaré fácilmente.
Después lo seguí intentando pero la cosa no dio más de si .
Hasta pronto.

6.7.09

¿BUSCANDO BASSES CON POPPER?

Era un día de los que en circunstancias normales uno dejaría la caña guardada en el armario. Nuestro escenario estaba lleno de gente, además las nubes altas no dejaban pasar los rayos del sol imprescindibles para poder adivinar la situación de los peces. Para colmo el viento hizo de las suyas. Todo estaba en contra. Pero también es cierto que en estos días desapacibles para la pesca a mosca, los peces sorprenden por sus caprichosos hábitos. Pecan de confiados y a veces se acercan a lugares donde normalmente no lo harían. Pero la verdad es que a mi me encanta estar en días así en pleno campo. Ya sea pescando, caminando o, como en este caso, en compañía de mis seres queridos. Después de darnos unos baños y almorzar optamos por dar un paseo a lo largo de la orilla. Las condiciones sólo me daban una opción. Tentar algún bass con popper. Durante varias horas barrí algunas orillas sin el más mínimo atisbo de actividad. Cuando el sol caía el viento arreciaba, por lo que la pesca se tornaba incluso algo peligrosa. De hecho en varias ocasiones me golpeé con el popper en la espalda y hasta llegué a clavármelo en el brazo… Decidí volver hacia donde estaba Carmen, paseando tranquilamente, mientras disfrutaba de las luces del la tarde y de las caprichosas formas de las nubes. En la emisora suena la voz de Carmen, a la que ya veía a lo lejos, preguntándome si había capturado algo. Cuando le voy a contestar veo en el agua algo extraño. El intenso rizado provocado por el viento en la superficie, perdía algo de fuerza en una zona circular de unos dos metros de diámetro. Parecía una turbulencia provocada por la cola de una gran carpa dando potentes sacudidas con su cuerpo totalmente vertical. La voz de Carmen seguía sonando pero no le quería contestar para evitar hacer algún ruido. La nubes filtraban la luz del sol y no dejaban ver nada más que brillos en la superficie del agua. La pobre Carmen seguía llamándome y yo ni caso. Menos mal que me vio desde lejos y entendió que estaba acechando a algún pez. Cambie el popper por una ninfa. Me acerqué agazapado a la orilla y lancé a mi objetivo, a unos diez metros de mi. Dejé hundirse el señuelo mientras recogía muy despacio. La turbulencia en el agua cesó… el pez o se había asustado o había atacado. Un suave cachetazo me sacó de toda duda. La linea comenzó a salir con una potencia descomunal. Por fin contesté a Carmen y le pedí que se acercara para echarme una mano pues acababa de clavar lo que parecía ser un gran pez. Una vez a mi lado se metio en el agua con la exigua sacadera y terminó sacando a la gran carpa común de su medio. No sabemos cuanto pesó pues la batería del pesímetro estaba a cero...muy oportuno.
Lo único tangible y cierto de esta captura fue su belleza y las sensaciones que nos han quedado.
Más sobre esta jornada en Pescamoscasevilla
Hasta pronto.