28.4.09

BARBOS, TRUCHAS Y CARPAS

Desde la última entrada hasta hoy han sido varias las salidas de pesca, a diferentes escenarios y a tentar distintas especies. Ha habido un poco de todo.

Comenzamos con la tarde que echamos en una de las pequeñas riberas cercanas a Sevilla, en la que vimos pocos barbos en comparación con años de más bonanza hidrológica. A pesar de todo salieron peces de aquel bello lugar.

Otra cosa es lo que sucedió al día siguiente, cuando me dí cuenta de que había perdido mi caja de moscas en aquella preciosa ribera...

Otra de las excursiones fue un tanto accidentada, o mejor dicho, incidentada. Intenté pescar una zona muy poco conocida, a la que accedí saltándome varias vallas. Se trata de un pequeño embalse, casi virgen, pero en el que duré el tiempo que tardó en llegar el guarda de la zona y echarme de allí... mi gozo en un pozo. Aunque en ese ratito me dio tiempo de sacar algunos peces. Jejeje¡¡¡

Os dejo algunas imágenes de ambas jornadas.














Unos días más tarde fuimos, mi padre y yo, a pescar truchas. Fue como retomar mis orígenes: un jueves, con el río para nosotros sólos... El río estaba con poca agua pero precioso. Las picadas fueron continuadas con lo que las horas pasaron muy rápido. La última salida ha sido intensa. Por un lado la belleza del campo en estas fechas con el despertar de todos sus habitantes, que embriagaba a quien lo contempla, y por otro un lance inolvidable, que no terminó en captura, pero que nos colmó de fuertes sensaciones.

Estábamos en una zona en la que, por estas fechas, las carpas de pequeño tamaño toman las orillas para la freza o para alimentarse después de la misma. Se agrupan en gran número, dejando marginados al resto de los peces. Al mediodía, en una gran recula, las carpas dejaron de comer y comenzaron a solearse. Era un espectáculo digno de presenciar; cientos y cientos de carpas, suspendidas cerca de la superficie, como dibujadas, inertes.

Me subí por la ladera para poder avanzar sin estropear aquella estampa. En las cercanías del desagüe de un pequeño arroyo descendí para ver si había barbos y bases buscando minitallas típicas en esos rincones. Ya en la misma orilla pude observar que sólo había carpas, algunas de las cuales estaban comiendo. Fijando bien la vista pude observar, en la orilla contraria y bajo la sombra que proyectaba una encina en el agua, una mancha rosacea que parecía la boca de un gran pez. Esperé un poco y aquella mancha se movió. Se giró un poco y pude comprobar las dimensiones de la cabeza de aquel animal. Se dio la vuelta y se quedó de espaldas a mi. Era el momento de lanzar....pero sin asustar a los peces más cercanos para evitar una gran espantada. Di unos pasos atrás muy despacio y lancé con la suerte de que la mosca aterrizó en buen lugar. Recogí despacio, se produjo la magia y el pez nadó hacia la imitación para tomarla. Di el cachetazo y el animal, con una gran sacudida, comenzó a sacar linea. Justo cuando me sacó toda la cola de rata y comenzó a salir la reserva veo que la carpa ha bordeado un obstáculo, supongo que una roca en el fondo de la recula. La linea seguía saliendo pero iba rozando en ese punto fijo. Tenía que hacer algo. Lo único que se me ocurrió era llegar hasta el final de la recula, cruzar el arroyo y desde la orilla de enfrente soltar el enganche. Dicho y hecho. Comiencé a correr en dirección contraria a la de la carpa. El corazón se me iba a salir del pecho. Mientras corría veía salir metros y metros de hilo de reserva, sin saber si tendría backing suficiente. Justo cuando cruzaba el arroyo ya se comenzaba a ver el fondo del tambor del carrete.... Me salvé por los pelos. Ya en la otra orilla corrí a favor de la carpa hasta llegar a la altura del obstáculo donde quedo enganchada la linea. La solté metiendo el puntero en el agua y tensé de nuevo. Entonces vi a qué distancia se encontraba la carpa. Al tensar la linea con la caña levantada fue saliendo del agua, indicándome en que lugar estaba el pez, a unos noventa o cien metros de mi.... eché a correr de nuevo hacia ella sin parar de recoger linea. El pez dejó de tirar permitiéndome acercarlo. Subió a la superficie. En ese momento pude verlo con claridad. Era mucho más grande de lo que pensaba. Se trataba de una común algo mayor que la royal que capturé el verano pasado. Sus dimensiones me dejaron alucinado. En uno de los embites que dan estos peces al ser orilleados la mosca se soltó...

No me lo podía creer.

Era evidente que no venía bien clavada. Seguramente los años han enseñado a esta carpa a tomar con cautela su comida, palpándola con sus carnosos labios antes de engullirla. O puede que yo clavara antes de tiempo... no importa, sólo por la experiencia vivida mereció la pena.




. momentos antes de que la carpa se soltara...

Hasta pronto
Y hace un año, POR FIN LA SUBIDA: "La importancia de esta entrada no radica en la pesca, ni en mi actitud ante los peces", "después de las últimas lluvias, mires donde mires ves agua por todas partes..."

17.4.09

AL MAL TIEMPO BUENA CARA...

A Francisco de la Fuente, que se ha ido para siempre. Gracias por todo lo que nos has dado Paco...
Es difícil adjetivar un día de pesca como el que describiré en esta entrada. Tengo a flor de piel la sensación de haber tenido prácticamente en mis manos unos peces que hubieran sido capturas excepcionales. Las caminatas para llegar a localizar a los peces han supuesto un esfuerzo físico importante, y además con unas condiciones climatológicas extremas para la pesca a mosca. El fortísimo viento, y alguna tormenta que otra, complicaron los lances en todo momento. Pero la grata compañía de mi padre amenizó está bellísima jornada en plena naturaleza.El camino de ida fue una sucesión de amenas conversaciones que hicieron que llegáramos al embalse casi sin darnos cuenta, sobre las diez de la mañana. Una vez allí él se quedó lanzando junto al coche y yo me fui buscando la cola. Las rachas de fuerte viento eran constantes y de los peces ni rastro…Más tarde nos fuimos los dos juntos aguas abajo. Mi padre se quedó en una punta y yo continué caminando un buen rato hasta que dí con algunas grandes carpas a las que, a pesar de los intentos, no conseguí engañar. Seguí avanzando hasta una zona que pintaba ser buena para los basses. Cambie la mosca, monté una imitación de cangrejo de gran tamaño y comencé a lanzar. Lo que ocurrió durante la siguiente hora de pesca me causó, literalmente, un buen dolor de cabeza: Cinco ataques de basses, a dos de los cuales pude clavar, pero que al final lograron zafarse del señuelo. Y otro ataque de un ejemplar que por su tamaño podría haber sido el bass de mi vida… La tensión era tal que tuve que pararme para desconectar un ratito. Cosas de la pesca.
Me reuní con mi padre, que tampoco había tenido éxito, y almorzamos tranquilamente mientras nos contábamos las batallitas del día.Ya almorzados, cogimos el coche para desplazarnos a otra zona del embalse en la que, al ser más abierta, el viento soplaba con mucha más violencia, pero había que intentarlo. Mi padre se quedo cerca del coche y yo me di otra buena caminata por una zona completamente rota, llena de grandes rocas y cortados, que con los continuos chaparrones me hicieron extremar las precauciones.

Entre trepadas y destrepadas intenté como pude hacer pasar el streamer por las zonas más interesantes, pero era extremadamente difícil. Lo chaparrones continuos y el incesante viento me lo pusieron difícil. Pero os aseguro que no me importó en absoluto. Iba bien abrigado y lleveba un buen paraguas, con lo que pude disfrutar viendo los juegos de luces que se colaban entre los nubarrones y de los paisajes agrestes de la zona. Realmente precioso.



Fijaros en la cara de felicidad de mi padre. Cualquiera en esta situación se hubiera ido para casa... él no.

El día no dio más de sí. Fue intenso en sensaciones y magnífico por la compañía. Lo hemos disfrutado mucho.
Hasta pronto
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Y hace un año... SENTIR LA LLUVIA: "Metido en el agua, forrado hasta los ojos, con un paraguas en una mano y la caña en la otra, fui escudriñando todos los rincones que estaban a mi alcance. El resultado, cinco carpas de diferentes tamaños, todas caracterizadas por tener una preciosa librea"...

12.4.09

EL REINO DEL BORDALLO

Aprovechando una visita familiar a un pueblo serrano, quise acercarme a uno de los lugares donde pescaba cuando era un chiquillo. El río en cuestión es muy efímero, perdiendo casi todo su cauce en verano. Su escaso caudal hace que sólo sobrevivan los peces que mejor se han adaptado a esta circunstancia. Los más pequeños y fuertes, los bordallos. Este pequeño ciprínido es muy entretenido de pescar. De niño usaba una pequeña caña sin carrete con un monofilamento amarrado a la anilla del puntero. Con un anzuelo pequeño y una bolita de pan empapado en aceite de oliva hacía buenas pescatas. Podía estar horas y horas embebido en mi tarea... qué bien me lo pasaba. En esta ocasión el equipo ha cambiado, pero la esencia es la misma; todo muy pequeño. Pequeños bichos de foam montados en anzuelos del 20 y bajos muy finos son suficientes para tentar a este agresivo y pequeño pez. Me lo pasé en grande lanzando entre los pequeños pasillos de vegetación en los que los ejemplares de "mayor tamaño" acechaban a sus presas.
El hecho de que sea el único pez que habite estas inestables aguas, ha permitido su subsistencia. En el momento que otra especie aparezca provocará un gran desastre en este pequeño río. Crucemos los dedos.




Sin duda volveré pronto a este entrañable lugar.
Hasta pronto

7.4.09

LA SIBERIA EXTREMEÑA

La bajada de temperaturas de la última semana sembró ciertas dudas en cuanto al éxito de nuestra salida de pesca a la "Siberia Extremeña" que en estos días explota de vida. Nuestro destino de pesca parecía sacado de un lienzo; Dehesas de un verde intenso, cielo azul limpio de nubes, el agua del embalse inundando las praderas repletas de flores y la luz...qué luz. Sólo poder observar esa estampa ya compensa la pesada kilometrada en el coche y si encima podemos pescar...
Caña y carrete del ocho, bajo acerado y streamer de mediano tamaño son los ingredientes del equipo elegido para este día en busca de lucios.
Los peces estaban orilleados pero muy poco activos. Sentían curiosidad por el streamer y en las recogidas de linea fue frecuente verlos detrás del señuelo. De hecho, al poco de llegar, una gran hembra persiguió el señuelo durante un buen rato, casi rozándolo con su boca...de infarto. Esta situación se repitió en varias ocasiones aunque con peces mucho más pequeños, pero no conseguía ni una picada. Una larga caminata por la orilla y muchisimos lances fueron necesarios para poder dar con el lugar y el momento adecuados. Curiosamente las dos capturas del día se produjeron a la vuelta de esa caminata, junto al coche... (lo que son las cosas) y en una pequeña franja de orilla. Tuve cuatro grandes picadas, en dos de las cuales los peces lograron zafarse del streamer. Las otras dos fueron exitosas y lo mejor de todo es que pude ver, con increíble claridad, como los peces surgían del fondo en sus ataques.
El resto del día transcurrió muy placentero, en absoluta tranquilidad para disfrute de los sentidos. Un autentico tesoro que quedará siempre para nosotros.
Así se escapa un pez de nuestras manos....

Hasta pronto