Fue un día amargo... en esto de la pesca, como en la vida cotidiana, hay momentos bellísimos y otros que te marcan negativamente.
Fuimos mi padre y yo de pesca al intensivo del Hueznar, como hacíamos casi todos los fines de semana. Después de pasar por la casa de la Isla del Pescador, donde vivía Alfonso, el guarda, y expedirnos los permisos, nos dirigimos impacientes al río.
La primera poza, debajo del Puente de los Tres Ojos, era de parada obligatoria. Los primeros lances no se dieron mal, por lo que decidimos quedarnos por allí toda la mañana.
Yo, que era un chiquillo de unos diez años, acostumbraba a llevar puesto un chandal sin bolsillos, que me resultaba muy cómodo para moverme por allí y que era rápido para secarse en caso de caída al agua, que las había constantemente...
Mi padre insistía en la zona y yo fui remontando el río, pasando bajo el puente y quedando éste entre mi padre y yo. Me paré en un remanso, en el que se unen dos brazos del mismo río, que me encantaba por sus truchas fáciles. No es una zona escabrosa por lo que mi padre me dejaba separarme de él unos metros. Entre lance y lance, con varias truchas en la cesta, vi pasar el viejo Land Rover de Alfonso, guarda vocacional, chapado a la antigua, responsable y serio en su trabajo.. de los que ya no quedan. Me vio y se acercó para estar un ratito conmigo. Me dijo que por ese tramo habían soltado una trucha de las gordas, que no me moviera de allí. Yo aluciné... Alfonso se fue y me quedé allí toda la mañana.
Insistiendo en los lances, escuché el motor de otro coche que se paró detrás de mi. Era el "cuatro latas" de la Guardia Civil... Se bajaron dos agentes. El más alto y delgado me pegó una voz y me dijo que me acercara. Lo hice y aquello me asustó un poco. Desde el carril donde estaban los civiles no veía a mi padre, que no se dio cuenta de nada. Me impresionó el gesto de aquel tipo, delgado y alto, con cara de pocos amigos y con un pistolón enfundado en el cinturón que nunca olvidaré...
Me pidió el permiso y la licencia. Yo le dije con voz temblorosa que no los llevaba encima, que mi chandal no tenía bolsillos y que los llevaba mi padre. El me contestó que eso es lo que le decían todos los furtivos... yo insistí en que cruzáramos el puente, que mi padre estaba allí mismo y les confirmaría lo que les decía. No sirvió de nada...Me pidió mis datos, me quitó la caña, las truchas y se fueron.
Completamente desconsolado, entre sollozos, bajé por el carril y le conté a mi padre lo sucedido... Apareció de nuevo Alfonso que se bajó del coche y se acercó al verme llorar. Al conocer la historia, el guarda, encolerizado, nos puso al tanto de qué tipo de persona era el "valeroso" agente. Nos contó que era conocido como el "PEGAOSTIAS"... En su haber tenía todo un historial de abusos de autoridad por los pueblos de la zona.
En esta ocasión me tocó a mí.
El resto del día fue un incesante ir y venir entre el coto y la Casa Cuartel de Cazalla. No llegamos a encontrar al personaje en cuestión, menos mal, pues el monumental enfado de mi padre y la absoluta desfachatez del agente hubieran sido una mezcla muy delicada. Coincidimos con un Guardia Civil que nos comentó que ante las decisiones del "PEGAOSTIAS" no había nada que hacer, que no nos complicáramos la vida... El día fue muy amargo para mi.
Tras pagar la multa, semanas después, y tener que esperar unos días más, pudimos recuperar mi caña. Lo que de verdad tardé en recuperar fue la confianza en el cuerpo de la Guardia Civil...
En el ABC publicaron una carta de mi padre titulada "UN CHANDAL SIN BOLSILLOS" en la que, a modo de protesta, narraba la heroicidad del agente ante un delincuente como yo...
Veinticuatro años después, el tema, evidentemente, está más que superado.
Un pastor de aquella zona, le comentó a mi padre hace unos días (no se como surgió la conversación) que un ex Guardia Civil muy conocido en el pueblo, encarcelado hace años, se había suicidado... era conocido como "EL PEGAOSTIAS"
5 comentarios:
Menuda historia, digna de una película de Hitchcock. Poniéndome en tu pellejo, la sensación de miedo y rabia sabiendo que estabas pescando legalmente pero con aquel individuo allí, tuvo que ser inmensa.
Yo también me tengo llevado algún susto con normas que aparecen de un año para otro, pero ya ves tu que con todo en regla pueden surgir situaciones embarazosas.
Que descanse en paz.
Saludos.
no me extraña que acabase asi un tipo de semejante calaña, lo importante de esta historia es que tus cañas fueron recuperadas aunque bajo previo pago injusto.
Impactante historia, Luis. Tambien yo escuché las hazañas del "Pegaostias" por la zona.
Lamento mucho que te tocase a ti a la vez que me alegro que este superado.
desde luego tipos asi, por suerte ya quedan pocos, eran otras epocas y otras circustancias, gracias a dios ahora los hay mucho mas cuerdos(aunque haberlos.....), y te lo digo por que experiencia personal, por suerte no he sido muy popular entre algunos "compañeros" que todabia andaban anclados en una epoca no muy gloriosa.
Solo espero que por lo menos la confianza en la guardia civil la recuperases ya.
La historia desde luego es, a la vez que trajica,fiel reflejo del despotismo y mala educacion que en alguna ocasion hemos, y digo bien, hemos, sufrido en alguna vez, en alguna etapa de nuestra vida.
en cuanto al "pegahostias" puedo decir que no la he escuchado en los casi 7 años vividos por la zona, seguramente por que ese comentario o mote, no estaria bonito decirlo delante de "compañeros", pero si recuerdo de un componente de cazalla de hace algunos años que entro en prision y se suicido al poco tiempo, pero no podria deciros si era la misma persona.
bueno que me lio,jajaj que siento mucho, por la parte que me toca, el mal trago pasado.
un saludo
Picofly
Agustín, con tipos como tu es fácil recuperar la confianza.
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