Siete de la mañana, suena el despertador. Uff, he dormido muy poco, pero las ganas lo pueden todo...Meto las cosas en el maletero del coche, monto la piragua y me voy en busca de
Javi... Se repite el ritual. Nos vamos cada uno en nuestro coche pues las embarcaciones nos obligan. Paramos en Écija para desayunar. Estando en el bar me suena el teléfono... Es mi amigo David, que está con su primo en San Rafael de Navallana y que a esta hora ya tenían en el vivero de su embarcación un buen black bass. Para ir al Guadalmellato hay que pasar por Navallana... "tío, nos vemos allí que quiero ver ese animal"Un ratito más en coche y nos encontramos con nuestros simpáticos amigos.
La imagen habla por si sola...
...y continuaron su jornada de pesca.
Nos despedimos y retomamos la marcha hacia nuestro destino.
Curvas, curvas y más curvas y por fin llegamos. Montamos los equipos y ala, a remar...
Por fin en el agua
Nos llamó la atención la transparencia del agua en esta parte del embalse, desconocida para los dos. Javi se fue en busca de basses a la entrada de una de las tres enormes reculas que coronan la orilla norte. Yo desembarqué unos cien metros al sur. Comencé a caminar y a observar y cual fue mi sorpresa cuando veo varios basses, de muy buen tamaño, con sus correspondientes nidos.
Javi en plena acción...delante de él una gran hembra junto a su nido...
En ese momento veo a lo lejos que Javi ya ha cogido uno... el día promete.Entre nido y nido aparecen varios barbos extremadamente desconfiados.
Las aguas tan limpias iban a dificultar mucho la pesca. Decido ponerme a caminar en busca de aguas un poco mas turbias donde los peces mantuvieran una actitud más relajada. Fui escudriñando todos los rincones que me fui encontrando y se repetían las escenas, barbos y carpas descomunales patrullando a varios metros de profundidad, que al percibir el más mínimo movimiento, salían disparados hacia la profundidad del embalse.
La transparencia del agua hacía que la pesca a mosca se hiciera muy difícil...
En la imagen una nube de lodo provocada por un carpón de estas aguas...
En una de las reculas había un bass defendiendo su nido de intrusos que le triplicaban el tamaño... Cambie la ninfa por un pequeño streamer y los resultados no se hicieron esperar. Saltos, cabriolas, embites... una bonita lucha....
...y un vídeo desastroso
Un bass kilero muy bello de capturar
Un poco más tarde cogí una carpa... una de las pocas que no se asustó por mi presencia...
Mucho remar y mucho caminar pero no terminaban de salir muchos peces. Encima, el terreno era un poco traicionero. De vez en cuando, en las orillas más inclinadas, pisaba unas piedras redondeadas características de este lugar y resbalaba... dos veces di con mis huesos en el suelo, una de ellas me hice daño en un tobillo...suma y sigue...Javi fue a buscarme remolcando mi piragua con la suya...menos mal, pues volver sobre mis pasos me iba a costar.
...preparativos tras el almuerzo
Tras almorzar, nos fuimos hacia un templete que hay en una pequeña isla en el centro del embalse. Una curiosa estructura, de estilo árabe, que llama la atención en un entorno como este. Justo al norte hay una orilla muy escarpada. Me dirigí hacia allí con la esperanza de coger algo que me dejara un mejor sabor de boca. Javi se fue para unos cortados con la misma intención que yo. Caminé unos treinta metros y vi algo que nunca olvidaré... un enorme barbo que ¡¡¡¡estaba comiendo pegado a la orilla¡¡¡¡ no me lo podía creer. Le podía ver la boca... era del tamaño de mi puño Podría pesar cuatro o cinco kilos y medir un metro aproximadamente. Lancé la ninfa convencido de que un pez de esas características no se interesaría por mi imitación. Cual fue mi sorpresa cuando vi que se lanzó hacia ella con gran violencia y la engulló. Pegué el cachetazo y comenzó la pelea. Me sacó unos sesenta metros de linea cuando partió el bajo... acabó todo... No sabía que hacer, si seguir pescando, o recoger y para casa. Tenía sensaciones contradictorias y estaba impactado... Seguí pescando.
Al poco conseguí clavar otro más pequeño que "sólo" pesó tres kilos.
Este era un infiltrado en un gran bando de pequeñas carpas. No le pude hacer fotos. Mientras lo manipulaba dio un coletazo y se me cayó al agua. Más tarde clavé otro de 2,2 kilos que fue la guinda del día...
El más "pequeño "de los barbos...
Son muchas las sensaciones que nos ha proporcionado el Guadalmellato a Javi y a mi. Por encima de todo, el Guadalmellato transmite fuerza...
y belleza...
Hasta pronto