24.12.08

EL TORMES

Echando un vistazo hacia atrás, recordando momentos especiales de esta temporada, si me tuviera que quedar con alguno, probablemente sería con el día en el Tormes. Fueron sensaciones que nunca voy a olvidar. Os dejo un relato que escribí días después en el foro Bass Puertollano contando como fueron aquellas horas de pesca en tierras salmantinas.

Lo que me llevo del Tormes...
por Luis Guerrero el Mar Ago 26, 2008 5:47 pm

Hace tiempo que me rondaba la idea de pescar en tierras castellanoleonesas y en concreto en uno de los más bellos ríos que he conocido. El Tormes.
Me he asomado a sus orillas en varias ocasiones a lo largo de mi vida y siempre intentaba imaginar lo que sería poder pescar en sus aguas. Con el tiempo, todo se fue fraguando, hasta que hace una semana, al fin, me encontraba frente a sus orillas con mi equipo de mosca y los permisos necesarios.
El lugar elegido era cercano a la localidad de Alba de Tormes. Aguas arriba existen algunas zonas verdaderamente idílicas para tentar a los lucios. Dejamos el coche y al asomarnos al río nos encontramos con un espectacular azud de más de cien metros de longitud, adornado por varias escalas salmoneras...si. salmoneras, pues aguas abajo hay un coto de huchos (salmones del Danubio)... Sólo imaginar esos enormes y bellos peces haciéndose hueco para remontar estas escalas me sobrecogió. Aguas abajo del azud, encontré las tablas en las que hice realidad mi sueño de pescar en el Tormes.
El lugar era impresionante. Las aguas eran cristalinas. Las márgenes del río estaban tapizadas de juncos, refugio y cazadero perfecto para el lucio. Todo el fondo del rió estaba repleto de grupos de algas que ondulaban con la corriente como pañuelos de seda batidos por un viento suave. Entre estos grupos se abrían pasillos de más o menos de un metro de profundidad, que te hacían imaginar que aquello era un autentico paraíso para los depredadores. El agua corría en toda la anchura del río a una velocidad constante, parecida a la del paso de una persona. Estaba tan absorto por la belleza que me costó trabajo concentrarme para pescar. No sabía por donde empezar. Todo el río eran posibles cazaderos para los lucios. Las picadas podrían producirse en cualquier lugar de los que me rodeaba. Me metí en el agua con mis botas altas ( no llevaba vadeador) entre los juncos de mi orilla. Muy despacio, sin hacer nada de ruido. Mientras me abría paso entre sus tallos, vi bandos de pececillos que, en su huida, eran presa de pequeños lucios que se camuflaban entre el forraje. Todo un espectáculo. Aquello rebosaba vida por todas partes.
Sobrepasé los juncos y comencé a lanzar... Al principio eran lances cortos, pues no me fiaba de los obstáculos aéreos que ponían en peligro el señuelo. Los lances los hacía paralelos a la orilla. Comencé a adentrarme en el cauce sin saber si mis botas se llenarían de agua. Poco a poco vi que la profundidad del cauce era constante y me permitiría atravesar los ochenta o noventa metros de anchura del Tormes en aquel tramo.
No podía pedir más. Era todo perfecto.
Avanzando poco a poco, iba barriendo mis alrededores, haciendo lances cada vez más y más largos, hasta llegar al máximo de mis posibilidades. El peso del streamer mas el cable de acero, hacían que se hundiera el conjunto con rapidez, con lo que, para no perderlos entre las algas , tenía que recoger muy rápido. Era incesante. Completamente concentrado en lo que tenía ante mí, lanzaba muy lejos una y otra vez.
Antes de llegar a la otra orilla metí un pie en una pequeña depresión y la bota derecha se me llenó de agua, por cierto, muy muy fría... A partir de ahí decidí que no me importaba mojarme hasta la cintura, pudiendo acceder así a todos los rincones de aquella imponente tabla.
De entre las algas me salieron varias veces algunas manchas marrones, muy rápidas, que resultaron ser truchas. El gran tamaño del streamer evitaba que se clavaran. Los ataques se producían prácticamente a mis pies.
Tras unas horas barriendo literalmente el centro del río, en uno de aquellos largos lances, mientras fijaba la vista en el señuelo, por el rabillo de mi ojo derecho veo moverse algo muy grande. Me iba a dar algo. Un enorme lucio salía de entre las algas a tres metros de mí. Recogí a toda velocidad para hacerle pasar el señuelo por delante, pero antes de que esto sucediera, el enorme pez notó mi presencia y salió disparado entre las algas con una arrancada increíble para un pez de esas dimensiones. Estaba impresionado.
Un poco más tarde me pasó exactamente lo mismo, pero esta vez era un lucio más pequeño. Cambié la estrategia y comencé a rastrear el fondo de esos pasillos, con mucho cuidado de no enganchar en los algueros. Las sombras generadas por estas plantas con la corriente, me dieron más de un sobresalto. Pero la verdadera impresión que tenía era de que aquello estaba vivo. Todo el lecho se movía a mi alrededor. Esas algas tienen algo de tenebroso.
Llegó un momento en que empecé a tiritar por llevar varias horas mojado hasta la cintura con agua muy fría. También tenía el hombro hecho un trapo de tanto lanzar. Era hora de terminar...
Me salí del agua completamente impresionado por la intensidad de aquel lugar, sintiendo que, sin haber sacado ningún pez, había vivido uno de los momentos de pesca más bellos de mi vida.
Un "bolo"...que quiero compartir con vosotros.
Hasta pronto.
Luis

4 comentarios:

Josiño dijo...

Cuando uno se va bolo, le da más valor a lo que ha vivido hasta el momento de marchar. Imágenes con encanto, animalilos de las riveras y
peces del río, personas con las que se ha hablado.
Si fuera muy fácil coger peces, estoy seguro que perdería mucho encanto.
Saludos y felices navidades.

Leo Kutú dijo...

Hno. de los anzuelos, Luis:
Lo más maravilloso de estar intentando pescar, es que se mantenga el misterio. El estar absortos por lo naturalmente sumergido con todo el entorno que nos acompaña mientras dure la relacíón viva de,...estar pescando.
Mientras continúe así, seguiremos siendo felices.
Un afectuoso sapukay.-

PESCA MOSCA SEVILLA dijo...

Esas algas dan susto a mas de uno. jajajajaja. te imagino quieto como una garza mientras veias ese lucio de reojo.
Bonito relato, Luis.
Barbux

Raul Duque dijo...

Que grande Luis.

Este año no me quedo sin probar esa tabla.

Un saludo.